Los que caminan (primera parte)



Ciudad de Nueva York, E. U
                                           I
No sé por qué continúo con esta grabación, la historia no avanza como yo quisiera. Quizá no fue tan buena idea tomar mis notas con la grabadora, hasta el momento no la he utilizado más que para llevar un registro de los acontecimientos de mi vida, no como un tipo de diario, no, sino más bien como un intento de externarlos oralmente, para desafiar esta soledad que no me abandona desde la muerte de Bárbara. Llevo días sin escribir y el editor no me deja tranquilo. Sí, sé que no debí gastarme el dinero antes de tener el borrador final, pero los escritores también deben comer, ¿o no?


 II
Ocho horas después de la última grabación…
Por la mañana tome un paseo por Central Park en busca de algo que me inspirara, desafortunadamente las musas lograron eludirme de nuevo. El día era perfecto para tomar aire fresco, sorpresivamente me cruce con muy poca gente en el camino, y con quienes me tope parecían sumamente nerviosos por alguna razón. Me pregunto si algo estará sucediendo.
Claro que algo sucede, ¡esto es Nueva York, por Dios! Y aquí siempre sucede algo. Quizá alguna amenaza de bomba o algo parecido. Desde lo del once de septiembre la gente de la ciudad vive en constante zozobra por ello.
Debería encender el televisor y enterarme, pero llevo ya tres semanas desconectado de la caja idiota, y me cuesta trabajo encenderlo. Lleva ya tanto tiempo apagado que casi es un agente extraño en mi departamento. ¡Al diablo! No la encenderé, sea lo que sea no debe ser importante.

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